miércoles, 22 de julio de 2020

SANTA MARÍA MAGDALENA APÓSTOLA DE LOS APÓSTOLES

Foto: Hugo Salum

22 de julio 2020, celebramos la Fiesta de Santa María Magdalena  
Proclamamos el Evangelio según san Juan 20, 1-2.11-18. 
Gloria a ti, Señor.   



REFLEXIÓN


Felicitamos y oramos por nuestro arzobispo emérito, Jesús Juárez Párraga, que hoy cumple 77 años de vida. Que Dios le siga cuidando y bendiciendo y le recompensa todo el bien que realizó en nuestra Iglesia en Bolivia y particularmente en Sucre. 

El Prefacio de la fiesta de Santa María Magdalena nos trae un resumen de la vida de esta gran mujer y discípula fiel del Señor. Reza así: “Jesús, al resucitar el primer día de la semana, se apareció en el huerto a María Magdalena, la que lo siguió con amor mientras Él vivía, la que lo vio morir en la cruz y lo buscó luego en el sepulcro; la primera que lo adoró después de su resurrección y a la que el Señor honró al confiarle el encargo apostólico  de anunciarlo a los apóstoles, para que el Evangelio de la vida nueva llegara a todos los pueblos de la tierra”. (Prefacio de Santa María Magdalena).

Santa María Magdalena. Su nombre propio es María. Magdalena indica el lugar de su origen, Mágdala, voz aramaica que significa “la torre”, pueblo de pescadores junto al lago de Genezaret cerca de Tiberias. María Magdalena fue liberada por Jesús de siete demonios (según Marcos 16, 9; Lucas 8, 2s). Algunos autores mencionan los 7 pecados capitales: orgullo, avaricia, ira, envidia, lujuria, gula, pereza. Lo importante es que de una manera muy fuerte y personal  María Magdalena había sido testigo del poder de Nuestro Señor Jesucristo superior a la multitud (expresado con el número 7) de demonios y pecados. Una vez liberada por  Jesús, llegó a ser la discípula más fiel de Cristo después de su Madre, la Virgen María. María Magdalena junto con otras mujeres cuidaba del Señor y de los apóstoles  durante sus misiones entre el Líbano y Galilea en el norte y Jericó y Jerusalén en el sur de la Tierra Santa. 
 
Por amor y gratitud a Jesús  abandonó su casa y su pago para seguir a Cristo liberador y sanador. María Magdalena se separó de sus parientes y amistades y se unió al grupo de los rudos apóstoles; sabía aguantar todas las inclemencias de los viajes apostólicos, sirviéndoles a todos con verdadera humildad. Así como el Señor se había mostrado magnánimo con ella, su respuesta no se queda atrás. Acompañó junto con la Virgen Madre de Dios a Jesús hasta debajo de la Cruz (Juan 19, 25). Vio morir al Señor y presenció su entierro viernes tarde. Guardó el descanso del sábado pero en la madrugada del primer día de la semana, el Domingo, el amor a Cristo lo impulsó a buscar la tumba del Señor y llegó a ser la primera testigo, según el evangelio, de la Resurrección de Jesucristo. Y lo adoró.

En este mes oremos por la Iglesia Diocesana de Sucre, la primera de Bolivia: ”Te alabamos Señor, por la Arquidiócesis de Sucre. Haz que, unidos  por la Palabra y la Eucaristía, y llenos del Espíritu Santo, vivamos con alegría la fe que nos hace Iglesia y nos convoca a vivir en comunidad”. “Somos Iglesia sinodal en salida misionera” (lema)                                                        

El Papa pide orar por nuestras familias para que sean acompañadas con amor, respeto y consejo. Rezamos: ¡Oh preciosísima sangre de Cristo, sangre de nuestra salvación!   ¡Sálvanos a nosotros, a nuestras familias, y al mundo entero!     
El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la Bendición del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y sus familias y les acompañe hoy y siempre.

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