domingo, 31 de mayo de 2020

"Les infundiré mi espíritu y vivirán”.

PENTECOSTÉS LIBERACIÓN SANACIÓN ALEGRÍA

31 de mayo 2020, Solemnidad de PENTECOSTÉS

Proclamamos el Evangelio según san Juan 20, 19 - 23.

 Gloria a ti, Señor.                        

  REFLEXIÓN

                     

     PENTECOSTÉS LIBERACIÓN SANACIÓN ALEGRÍA

Lo que urgente necesitamos y lo que con muchísimo gusto nos quiere dar nuestro Padre Dios, es el Don por excelencia: el Espíritu Santo. Lucas 11, 13: “Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” El día de su Resurrección, de su triunfo sobre la muerte y los diablos, lo primero que dio Jesucristo a sus apóstoles era el Espíritu Santo tal como escuchamos en el Evangelio de hoy.

Muchos hablan del Espíritu Santo como la persona olvidada en Dios. Por eso unas aclaraciones o memorias.

¿Quién es el Espíritu Santo?    El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. En el CREDO Niceno-Constantinopolitano se le nombra “Señor y Dador de vida”. Señor significa que es Dios que procede del Padre y del Hijo y que recibe con el Padre y el Hijo la misma adoración y gloria. Él comunica la vida. Un ejemplo vemos en el profeta Ezequiel capítulo 37, 1-14 (una de las lecturas de la Misa Vespertina) Al profeta se le presenta un montón de huesos secos a los que el profeta debe conjurar y llamar el espíritu en nombre de Dios. Al final dijo Dios: “Cuando abra sus sepulcros y les saco de sus sepulcros, pueblo mío, sabrán que soy el Señor. Les infundiré mi espíritu y vivirán”.

¿Qué obra el Espíritu Santo en la creación?  En la creación actúa  junto con el Padre y el Hijo llenando todo con belleza y júbilo.Lo contemplamos en nuestra patria ¡Qué hermoso es la naturaleza en Bolivia!

¿Cómo colaboró el Espíritu Santo en la salvación del mundo?   El Espíritu Santo inspiró a los profetas y habló por medio de ellos denunciando los pecados y llamando a la conversión por un lado y por el otro lado confirmando y repitiendo los anuncios de la llegada del Mesías, el Salvador. Esto en en el antiguo testamento eran tiempos de la preparación .

En los albores del Nuevo Testamento el Espíritu Santo realiza lo máximo: Por su obra y gracia se encarnó el Hijo de Dios   de María, la Virgen, y se hizo hombre. Con éste hecho histórico queda restaurada la unión del Cielo con la tierra que por el pecado de Adán y Eva quedó destruido y se inició la Re-Creación, la Nueva Creación que culminó en la PASCUA. Para esto, el Espíritu Santo impulsó y dio fuerza a Jesucristo para someterse a la pasión y entregar su vida por nuestra salvación en la cruz. Y a los tres días el Padre Dios con el Espíritu Santo  resucitó a Cristo para abrirnos la puerta a la vida eterna.

Ayer en la fiesta de la Visitación de María a su prima Isabel hemos escuchado como ambas mujeres  y hasta el niño Juan Bautista dentro del vientre de su madre han sido inspirados por el Espíritu Santo. El niño saltando de alegría en el vientre al sentir la presencia del Mesías y su madre Isabel para reconocer en su joven pariente a la “Madre de su Señor”, es decir la Madre de Dios, por su puesto, por el hijo que llevaba debajo de su corazón que es el “Hijo del Altísimo” (Lucas 1, 32).

¿Cómo podemos recibir el Espíritu Santo? Según la Sagrada Escritura se recibe el Espíritu Santo en la oración. En el bautismo de Jesús cuando Él “permanecía en oración, se abrió el cielo y el Espíritu Santo  bajó sobre Él en forma visible, como una paloma”. (Lucas 3, 21s). Pasamos al relato de Pentecostés (Hechos 2) y constatamos en el contexto que “Todos ellos perseveraban unidos en la oración” (Hechos 1, 14). Aparte de la fiesta de Pentecostés y de los sacramentos podemos orar y pedir cada día una efusión del Espíritu Santo, solo pero mejor en grupo.

¿Qué pasó en Pentecostés? Para el día de Pentecostés venían de todas las naciones: judíos y prosélitos, devotos a Jerusalén. Era desde lo antiguo una fiesta de acción de gracias primero por terminar la cosecha de trigo y luego en recuerdo de la Alianza con Dios en el Sinaí cambió la razón en acción de gracias por la Ley de Dios.

Un antecedente de Pentecostés está en  Génesis 11, La Torre de Babel  (lectura en la preparación de Pentecostés). La gente se unía para construir una torre hasta el cielo para llegar a Dios, es decir igualarse a Dios desde su esfuerzo humano. La torre para que se hagan famosos. El resultado era la división por el orgullo que trae el odio y el pecado.

La Iglesia nacida en Pentecostés es la ciudad anti-Babel porque revertiendo la dispersión congrega las diversas lenguas en la unidad de la alabanza y confesión de las maravillas de Dios. A través de la unidad de los creyentes el Espíritu Santo hace visible a los hombres la verdad de que JESÚS es EL SEÑOR. Porque esta unidad no existe en ninguna otra parte en el mundo; es algo inexplicable desde las fuerzas propias de la humanidad y que, por tanto, deja ver la acción de una fuerza diferente.   Hasta hoy podemos decir sigue repitiéndose este milagro en la Iglesia católica que acoge a todos.

¿Cuándo se abrió el cielo y bajó el Espíritu Santo?  Cuando estamos unidos en oración como el día de Pentecostés: los apóstoles y los discípulos con algunas mujeres que los acompañaban y con María, la Madre de Jesús, y sus hermanos. (Hechos 1, 13-14). El Papa León XIII convocó el 31 de diciembre del año 1899 a los cardenales para orar y dedicar el siglo XX al Espíritu Santo. Poco después el Paráclito se manifestó afuera y dentro de la Iglesia Católica. Surgieron los movimientos bíblicos, ecuménicos, litúrgicos que llevaron al Concilio Vaticano II. Cuatro Papas del siglo pasado ya son Santos. Sobre todo millones de mártires dieron su vida por Cristo. Y como había tanta luz no faltaron las sombras en este siglo pasado. En este mes de mayo nos invitó el Papa Francisco en preparación a la fiesta de Pentecostés a meditar con el corazón de María y el rosario en la mano los misterios de nuestra salvación y pedir un Nuevo Pentecostés. Aquel tiempo, la Madre de Jesús acompaño a los apóstoles y hoy a nosotros .

¿Cómo obra el Espíritu Santo en la Iglesia? Tanto en la comunidad  como en cada cristiano el Espíritu Santo realiza sobre todo tres cosas: 1. El Espíritu Santo ilumina a la Iglesia con su luz para entender lo que Dios nos ha revelado tanto en su Palabra como en la Tradición y en la explicación del Magisterio de los Obispos. Jesús decía: “el Espíritu de Verdad les guiará hasta la verdad plena” (Juan 16, 13). 2. La fortalece para hablar con coraje y sin miedo como Pedro a partir de esta fiesta con voz fuerte y para mantenernos en unión con Dios y su Iglesia durante toda la vida. Fortalece a los millones de mártires. 3. La santifica la Iglesia y cada fiel sobre todo con los 7 sacramentos.

Lo hermoso es que el Espíritu Santo nunca ha dejado a los discípulos de Jesús y podemos ver como al inicio de la Iglesia los milagros que obra: Conversiones de grandes pecadores, de incrédulos y ateo; sanaciones interiores y físicas, anímese de orar y pedir por su familia y verán que cuántos de ustedes pueden tener este don;  reconciliaciones de pueblos enfrentados por mediación del Papa: Argentina con Chile; la salvación de San Juan Pablo II de un atentado y luego visitando y perdonando al que tenía que matarlo, y muchísimos otros milagros. Espero que Usted, querido oyente, puede contar el suyo. De mí ya son varios, así que una Hermana, que me conoce, decía: El Padre Adolfo tiene la vida como un gato; algunos ya se han  gastado pero le sobran.

Hoy en el 8vo día de la oración por la unidad de los cristianos con el tema de la “Generosidad”, seguimos invocando al Espíritu Santo para poder abrir nuestro corazón al Señor de par en par y recibir una nueva efusión del Espíritu Santo y luego ser generosos en dar:

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu Creador y renovarás la faz de la tierra.      

Oh Dios que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre El bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor”.                                     

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!     Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del espíritu santo descienda sobre ustedes y que tengan un lindo domingo en familia.


sábado, 30 de mayo de 2020

FELIZ TU QUE HAS CREÍDO

30 de mayo 2020, celebramos la Fiesta de la Visitación de Santa VIRGEN MARÍA


Proclamamos el Evangelio según san Lucas 1, 39 - 56. 

Gloria a ti, Señor.     

        BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE – FELIZ TU QUE HAS CREÍDO

Hoy celebramos la fiesta de la Visitación de Santa María Virgen a su pariente Isabel, fiesta que nos relata el Evangelio de Lucas con hermosos detalles. A PRIMA VISTA: María se apura. El amor no puede esperar. Quiere dar una mano allí donde la necesidad se hizo presente. A María no le falta trabajo. Pero piensa no en sí misma sino en su parienta Isabel, mayor de edad que nunca tuvo hijo y por eso muy apremiada. Pero no es solamente la mano de obra que apura a María. Lleva ella también un hijo bajo su corazón. Este hijo que lo concibió por obra y gracia del Espíritu Santo y es el Hijo del Altísimo, el Mesías, el Salvador. Ésta buena noticia es la que le da fuerza y prisa para brincar por las montañas. Es la primera procesión con el CORPUS CHRISTI Cuerpo de Cristo. Quiere compartir la Buena Nueva, el Evangelio del Dios hecho hombre. Ella se convierte en su caminar en la estrella de la Evangelización.

Veamos ahora, el marco grandísimo de la Historia de Salvación en este encuentro familiar de los ancianos Isabel y su esposo Zacarías con la joven Virgen María, refleja el encuentro de la Antigua Alianza con la Nueva Alianza. Nos muestra momentos paralelos pero también la gran diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Los dos representan las dos épocas de la Historia de la Salvación. El encuentro de las dos madres, la mayor y la joven, y a la vez el encuentro de los hijos de cada una de ellas todavía en el vientre de su madre. La madre mayor, Isabel, con su hijo, el que ha de ser el profeta precursor Juan el Bautista, y la madre joven, la Virgen María, con el Hijo de Dios, Jesús el Salvador, se encuentran por la fe en Dios que las movió. El encuentro familiar tiene alcance trascendente porque no solo es el encuentro de dos épocas sino la transición de la una a la otra época.

Isabel, la mayor, muestra con su saludo “Bendita tu entre las mujeres” su sumisión debajo de joven María. Lo mismo hace su hijo, el Bautista, “saltando en su vientre” (v.41), al escuchar el saludo de la visitante. Así cumple su vocación de anunciar al Mesías antes de nacer. Isabel inspirada por el Espíritu Santo rinde homenaje a María como “madre de mi Señor”. Con esta palabra la reconoce como madre de Dios. (En el texto original del evangelio dice la palabra Kyrios la traducción del santo nombre de Dios al griego). Isabel sigue hablando guiada por el Espíritu Santo: “¡Dichosa tú que has creído, porque ahora se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor!” Es decir en el hijo de la Virgen María viene el esperado Mesías y Salvador en quién se cumplirá todo lo anunciado en la Antigua Alianza.

Mientras el sacerdote Zacarías, esposo de Isabel, y representante de la Antigua Alianza dudaba y no creía al anunció del ángel de que iba ser, a pesar de su avanzada edad, padre de un niño y fue castigado por su falta de fe perdiendo la voz;  se ve lo superior de la Nueva Alianza en María, la “llena de gracia” (Lucas 1, 28). La Gracia, sinónimo de Amor y personificado en el Espíritu Santo es el gran distintivo de la Nueva Alianza.

Por eso termina con el himno de acción de gracias, el MAGNIFICAT, tejido con hilos de oro del Antiguo Testamento que llegó a formar parte de la Liturgia de las Horas cada tarde en las Vísperas. “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.

Hoy, último día de la Novena para Pentecostés y 7mo día de la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con el lema de la CONVERSIÓN: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes.

Invocamos al Espíritu Santo para poder responder mejor a su amor y dejarnos cambiar por Él:                                                     

“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.                                                 Envía, Señor, tu Espíritu Creador y renovarás la faz de la tierra.

 Oh Dios que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo.                         Haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre El bien y gozar de su consuelo.                                Por Jesucristo nuestro Señor”.

El Espíritu Santo viene cuando estamos unidos en la oración. Por eso el Papa Francisco nos invita en este mes de mayo a meditar con el corazón de María en el rosario los misterios de nuestra salvación en familia. Hoy sábado meditamos los misterios gozosos: 1. El Anuncio del ángel a María. 2. La Visitación de Santa María a Isabel, que es la fiesta de hoy. 3. El Nacimiento del niño Jesús. 4. La presentación del niño Jesús en el templo y 5. El niño Jesús con 12 años perdido y encontrado en el templo.                                                 

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompaña para siempre.

Mons. ADOLFO BITTSCHI

miércoles, 27 de mayo de 2020

¿ME AMAS? ¿ME QUIERES?

Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero” 

29 de mayo 2020, viernes de la 7ta. Semana de PASCUA.

Proclamamos el Evangelio según san Juan 21, 1.15 -19.  

Gloria a ti, Señor.       

           SIMÓN ¿ME AMAS? SIMÓN ¿ME QUIERES?   APACIENTA MIS OVEJAS

Acabamos de escuchar una perícopa de las más bellas. Después de que terminaron de comer lo que Jesús les preparó, el Resucitado tiene hambre, hambre del amor del hijo de Juan, de Simón Pedro, del que lo negó tres veces. Hoy el Señor tiene hambre de tu amor, querido oyente, y te ruega y te pregunta como a Pedro: “¿Me amas?”, “¿Me quieres?”.

 A Pedro le pregunta Jesús si tuviera un amor mayor que los otros discípulos. Es que el servicio mayor que le quiere conferir precisa un amor mayor. Pedro no responde directamente a la pregunta sino, refiriéndose a la omnisciencia del Señor, contesta: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Pedro no contesta “te amo” sino “te quiero”. Pedro está consciente de sus fallas y evita de compararse con los otros discípulos. Jesús le encarga sus corderos, es decir lo nombra Pastor de su rebaño. En seguida Jesús repite su pregunta, esta vez sin referirse a los otros, porque aceptó el arrepentimiento de Pedro que ya no quería ponerse encima de los otros como en la Última Cena cuando dijo: “¡Aunque todos de abandonan, yo no!” (Marcos 14, 29). Y Jesús le confirma su nombramiento de Pastor, pero insiste una tercera vez bajando al nivel de la respuesta de Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”.  A esta tercera vez de la misma pregunta Pedro se pone triste, seguramente por recordar que había negado al Señor tres veces, y nuevamente, consciente de que Jesús como Hijo de Dios conoce su corazón, le responde: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. Con sus respuestas muestra Pedro que ya no se deja arrastrar con su impulso sino con humildad expresa su entrega a Jesús. Y una tercera vez el Resucitado confirma el nombramiento de Pedro como Pastor en su representación: “Apacienta mis ovejas”. Se cumple la promesa que el Señor le dio a Pedro en el evangelio de Mateo capítulo 16 versículos 18 y 19: “Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y los poderes del abismo no la vencerá. Te daré las llaves del Reino de los cielos, lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos”.

Éste diálogo entre el Señor Resucitado y el apóstol Pedro es sumamente importante no solo para Pedro sino también para nosotros. Jesús había perdonado a Pedro, no lo había desechado como primero de los apóstoles y su representante en la tierra sino le mantiene la fidelidad. Felizmente porque si usted, querido oyente, comete hoy un error en las redes sociales esto nunca será borrado. No así nuestro Dios que conoce también nuestro corazón arrepentido y con gusto nos perdona cuando se lo pedimos sobre todo en el sacramento de la confesión.

Al nombramiento como supremo Pastor de la Iglesia sigue al instante el anuncio de su martirio por parte de Jesús de manera simbólica: “cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te atará y te llevará a donde tú no quieras”. El “extender las manos” se refiere en primer lugar a la persona anciana que necesita de ayuda para vestirse pero se interpreta después de su muerte también para ser clavado en la cruz y así glorificar a Dios.

Hoy, 8vo día de la Novena para Pentecostés y 6.día de la semana de Oración para la Unidad de los Cristianos con el tema de la Hospitalidad oremos: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu Creador y renovarás la faz de la tierra.   

Oh Dios que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre El bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor”.

Hoy nos toca meditar los misterios dolorosos de la Pasión del Señor: 1. Su agonía en el huerto de los olivos. 2. La flagelación de Jesús. 3. La coronación con las espinas. 4. Jesús lleva la cruz a cuestas y 5. La muerte de Jesús en la cruz para la salvación de todo el mundo. 

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes.

Mons. ADOLFO BITTSCHI


martes, 26 de mayo de 2020

QUE SEAN COMPLETAMENTE UNO

“Para que el mundo crea y para que el amor con el que me amaste esté en ellos, y también yo esté en ellos”

28 de mayo 2020, jueves de la 7ta. Semana de PASCUA


 Proclamamos el Evangelio según san Juan 17, 1a.20 -26.

 Gloria a ti, Señor.   

                         QUE SEAN COMPLETAMENTE UNO

El pasaje del evangelio de hoy nos trae las últimas palabras de la Gran Oración Sacerdotal de Jesús con los que termina los discursos en la última Cena del Jueves Santo. Jesús está pidiendo al Padre por sus discípulos, para que sean uno, como lo son el Padre y el Hijo diciendo: “para que el mundo crea y para que el amor con el que me amaste esté en ellos, y también yo esté en ellos”. La oración del Señor en este momento mira hacia el futuro e incluye los fieles de la Iglesia. La unidad no viene del mundo, no es posible de lograrla con las fuerzas del mundo, estas conducen a la división. El carácter de la unidad  lo define Jesús de dos formas.

 

Primero: La unidad entre los discípulos aquí en la tierra debe ser una copia de la imagen de unidad en el cielo entre el Padre y el Hijo. El Padre que ama al Hijo que le entrega todo, mejor se vacía totalmente en el Hijo y el Hijo se deja formar por el padre de tal manera que no dice ni hace otra cosa que ver  y escuchar al Padre. En Dios, cada persona  busca la felicidad del otro, cada uno ama al otro y recibe amor. O como dice el Señor: “tú, Padre, estás en mí y yo en ti” (v.21).  Así son dos personas distintas  pero un solo Dios. De la misma manera deben vivir los fieles: buscando el bien, el crecimiento y la felicidad de la otra persona. En el matrimonio este estilo de vida es fundamental, pero no solo en la familia, sino en las comunidades religiosas y entre todos, entre los países se debe buscar el bien del otro . Así tendremos justicia y paz. Los primeros cristianos lo han practicado a la vista del mundo. Compartiendo sus bienes, dando de comer a los hambrientos, visitando a los enfermos y privados de libertad  hasta que los paganos decían de los primeros cristianos: Miren como se aman. 

Segundo: La unidad perfecta en la tierra solo se puede vivir en cuánto están unidos en la vida diaria con el Padre y el Hijo. Humanamente es casi imposible vivir esta unidad, hay que abrir el corazón de par en par para que Dios pueda dirigir nuestro deseos, pensamientos y nuestros actos. En otras palabras necesitamos una sanación de nuestro ser frágil y lastimado por el pecado original por el amor de Dios; necesitamos al Espíritu Santo.

La finalidad de la unidad de los discípulos,  v.21  expresó Jesús: "para que el mundo crea y para que el amor con el que me amaste esté en ellos, y también yo esté en ellos” .

En el 5to día de la oración por la unidad de los cristianos con el tema “Fortaleza” invocamos al Espíritu Santo que dio fuerza a los primeros cristianos: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.       Envía, Señor, tu Espíritu Creador y renovarás la faz de la tierra.     Oh Dios que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre lo bueno y gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor”.                                        

El Papa Francisco nos invita en este mes de mayo a meditar con el corazón de María y el rosario en la mano los misterios de nuestra salvación. Hoy, jueves, toca meditar los misterios Luminosos: 1. El Bautismo de Jesús. 2. El milagro en las bodas de Caná cambiando el agua en vino mostrando s gloria. 3. El anuncio del Reino de Dios y la invitación a la conversión. 4. La Transfiguración de Jesús y, 5. La institución de la Eucaristía. Pidamos hoy también por las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y misionera.                                              

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes.

Mons. ADOLFO BITTSCHI

 


Sean uno y se haga visible a los hombres la verdad de su misión

27 de mayo 2020, miércoles de la 7ta. Semana de PASCUA


Proclamamos el Evangelio según san Juan 17, 11b -19. 

Gloria a ti, Señor.             

                           QUE SEAN UNO, COMO NOSOTROS

Hoy recordamos  en Bolivia el día de la Madre. Quiero felicitarles a todas las mamás y encomendarlas a la Madre de Dios para que las proteja y que Dios les recompense todo el amor que mostraron a sus hijos, y que puedan vivir en unidad en su familia.

Después que Jesús había pedido por su glorificación para poder Él por su parte glorificar al Padre seguidamente pide por sus discípulos dos cosas: para que el Padre santo les cuide “en su nombre” y que “sean uno” (cf. V. 11). Primero: ahora que Jesús está a punto de salir del mundo para volver al Padre y que los discípulos se quedan solos dentro del mundo que los odia y los va a perseguir, Jesús pide a su Padre que los guarde. Como él los ha sacado del mundo necesitan esta protección para no recaer. El cuidado “en su nombre” significa la fuerza del conocimiento y del amor de Dios que Jesús recibe del Padre y que lo comunicó a sus discípulos. Decía en el v.6: “He manifestado tu nombre a los que separaste del mundo para protegerlos. Eran tuyos y tú me los confiaste y ellos han obedecido tu palabra.” Conocer a Dios de verdad, enciende el amor a Dios y eclipsa toda otra atracción, por eso es la mejor protección  

La segunda cosa que Jesús pide al Padre es que sus discípulos sean uno. Es un tema fuerte en la Gran Oración Sacerdotal de Jesús. Con este tema, la mirada de Jesús – de manera única en los evangelios –va más allá de la comunidad de los discípulos del primer momento y se dirige hacia todos aquellos que “crean en mí por su palabra” (Juan 17,20): la Iglesia futura está incluida en la plegaria de Jesús. Él invoca la unidad para los futuros discípulos. La unidad no viene del mundo; no es posible de lograrla con las fuerzas del mundo. Estos conducen a la división. Tenemos el ejemplo en el libro de Génesis capítulo 11: El episodio de la torre de Babel  lleva a la dispersión. En la medida en que el mundo actúa en la Iglesia, en el cristianismo, se producen divisiones. La unidad solo puede venir del Padre a través del Hijo, en el Espíritu Santo. Está relacionada con la “Gloria” que da el Hijo con su presencia que se nos da por el Espíritu Santo; una presencia que es fruto de la cruz, de la transformación del Hijo en la muerte y resurrección.

La fuerza de Dios, el Paráclito actúa en medio del mundo, en el cual viven los discípulos. Y lo hace de tal manera que permite al mundo “reconocerla”, y llegar así a la fe. La oración de Jesús por la unidad apunta a eso: que a través de la unidad de los discípulos se haga visible a los hombres la verdad de su misión. Esta unidad no existe en ninguna otra parte en el mundo; es algo inexplicable desde las fuerzas propias de la humanidad y que, por tanto, deja ver la acción de una fuerza diferente. Y gracias a la misericordia de Dios se producen las conversiones de ateos, agnósticos, judíos, musulmanes y otros hasta el día de hoy.

El origen de la unidad y la razón para pedirla por los suyos la unidad están en la unidad que hay entre el Padre y el Hijo: “que sean uno como nosotros” (v. 11).  Y el fin de la unidad es para que el mundo crea en Jesús y en el Padre Dios.

Invocamos entonces cada día al Espíritu Santo por la unidad de los cristianos y pedimos en este 4to día la confianza en esta preparación de Pentecostés: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.   Envía, Señor, tu Espíritu Creador y renovarás la faz de la tierra.      Oh Dios que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre lo bueno y gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor”.                                        

Papa Francisco nos invita en este mes de mayo a meditar con el corazón de María los misterios de nuestra salvación rezando el Rosario y así fortalecer la unidad. Hoy miércoles toca meditar los misterios gloriosos: 1.La Resurrección del Señor. 2.Su Ascensión gloriosa al cielo. 3. El Envío del Espíritu Santo sobre la Iglesia. 4. La Asunción de la Virgen María con cuerpo y alma al cielo y, 5. Y último la Coronación de la Virgen Madre de Dios, Reina del universo.                                               

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!    Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre las familias, los enfermos y los que cuidan de ellos, y sobre ustedes y les acompaña hoy y siempre.

 

COVID:1 millón de personas en Bolivia tiene más de 60 años, el grupo de mayor riesgo frente al virus

Según el reporte de Fundación Jubileo, un millón de personas en Bolivia tiene más de 60 años y es el grupo de mayor riesgo frente al coronavirus.

Frente a la pandemia mundial, la población de la tercera edad es la más vulnerable frente al Covid-19. En Bolivia, 1.099.785 personas, equivalentes a 9% del total, son mayores de 60 años de edad, según datos para el año 2020.

La población joven es mayoritaria, 59% tiene entre 15 y 59 años de edad, pero puede ser el grupo transmisor del contagio


Glorificaremos al Padre dando testimonio de nuestra fe con un cambio de vida


Homilía 26 de mayo 2020, martes de la 7ta. Semana de PASCUA

Proclamamos el Evangelio según san Juan 17, 1 -11a. 

Gloria a ti, Señor.             

Recordamos hoy a un santo muy alegre, san Felipe Neri, que cumplía con la palabra clave del Evangelio de hoy y que tenía sus seguidores acá en Sucre. 

PADRE, HA LLEGADO LA HORA. GLORIFICA A TU HIJO.

Éste pasaje del evangelio se llama desde el siglo XVI “La Gran Oración sacerdotal” de Jesús. Éste título se justifica porque la primera función del sacerdote tanto en el AT como en el NT (cf. Hechos 6, 4) es interceder por el pueblo ante Dios. Desde el comienzo de su oración proclama Jesús que ha llegado la hora de su glorificación. Para nosotros, igual que para San Pedro, es difícil de entender que su muerte es su glorificación. Pero es el momento de cumplir su misión de revelar como es el DIOS PADRE, como nos AMA y como quiere que todos los hombres e salven. La muerte de Cristo y su Resurrección es la cumbre de la salvación y así puede salir victorioso de éste mundo para volver al Padre. Pide en primer lugar por sí mismo. Me parece importante éste aspecto de pedir para uno mismo porque conozco personas que no se atreven de pedir por sí mismo. Aunque en seguida veremos que Jesús ruega al Padre que le vuelva a conferir la gloria de Hijo único de Dios que poseía desde antes del tiempo: Poder sobre toda la carne, es decir sobre todos los hombres. La razón que aduce es que así puede Él glorificar al Padre. La glorificación del Padre está en darnos por amor la vida eterna.

 Jesús explica luego en que consiste la vida eterna: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús, el Mesías, a quien tú enviaste” (v.3). Conocer es para nosotros un acto intelectual con la fría razón. En la Sagrada Escritura es sinónimo de la  relación íntima matrimonial. En el libro de Génesis dice “Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz” (4,1). Los místicos experimentan en el matrimonio espiritual una unión de alma con Jesús en un amor donde quedan arrebatados en éxtasis ya acá en la tierra. Solo podemos conocer a Dios mediante el “Enviado” Jesús. Conocer incluye como en el matrimonio confianza única y entrega total que se expresa en mirar, escuchar y obedecer por amor. “Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío” (v.10). Conocer y amar a Dios y a Cristo es la condición para poder recibir la vida eterna.

En la conclusión: Por Jesús quedamos invitados a conocer y amar profundamente a Dios. Para esto podemos y debemos pedir al Espíritu Santo que nos lleve al conocimiento y amor de que habla Jesús para que el obedecer a la voluntad del Padre que es su amor hacia nosotros nos nazca del corazón. Y así nosotros glorificaremos al Padre dando testimonio de nuestra fe con un cambio de vida.

Rogamos entonces una nueva efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia, todos los cristianos, hombres de buena fe y la creación entera. Pidamos especialmente por la Unidad de los cristianos en el amor a Dios, hoy en el tercer día con el tema de la Esperanza, don de Dios que recibimos en el Bautismo. Señor mándanos el Paráclito como el día de Pentecostés para unirnos entre cristianos y así dando testimonio para que el mundo crea que tú eres el único Dios capaz de realizar este milagro.   Invocamos así al Espíritu Santo: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu Creador y renovarás la faz de la tierra. Oh Dios que iluminas los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre lo bueno y gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”                                

    El Papa Francisco nos invita en este mes de mayo a meditar con el corazón de María y el rosario en la mano los misterios de nuestra salvación. Hoy, martes, toca meditar los misterios dolorosos: 1. Jesús ora y sufre en el Huerto. 2. La Flagelación de Jesús. 3. La Coronación con espinas. 4. Jesús lleva la Cruz a cuestas y 5. La muerte de Jesús en cruz para salvar el mundo.

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!    Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes.

 


lunes, 25 de mayo de 2020

Monseñor Jesús Juárez: “Feliz tú, Departamento de Chuquisaca, si tu Dios es el Señor”

                                   211° aniversario del Primer Grito Libertario
                                                TE DEUM del 25 de mayo de 2020


Homilía

El hecho histórico, ayer y…

 La conmemoración de nuestro 211° aniversario del Primer Grito Libertario nos encuentra en momentos de dolor, miedo e incertidumbre. Ciertamente, Bolivia recibe el Covid-19 en condiciones difíciles por las carencias sanitarias y por una cultura de irresponsabilidad en gran parte de la población, que se agudiza con personas que viven del día a día y que necesitan trabajar. Esta pandemia ya se está cobrando la vida de varios centenares de personas y provocando una crisis económica que se avizora.

 Releamos en este contexto las luchas libertarias de hace más de dos siglos: hombres y mujeres valientes, indígenas aguerridos, mestizos y criollos inconformistas que ofrendaron sus vidas para liberarse del yugo del invasor y recuperar su dignidad y soberanía, el valor de su cultura y tradiciones, los preciados recursos naturales para salir de la humillación y postración con el fin de alcanzar la anhelada libertad que negaban los llegados a estas nuevas tierras.

Los héroes, hoy

Son los que en esta situación difícil ponen en peligro sus vidas para prevenir que nuestras gentes sean víctimas del terrible flagelo del Covid-19 como, entre otros, los entregados en el campo de la salud: médicos, enfermeras y técnicos sanitarios; las fuerzas del orden público: policías y militares; los sectores de servicios públicos: empleados de la banca, periodistas, personal de limpieza. 

 A ellos nuestra admiración y apoyo junto con nuestras oraciones para que el Señor Resucitado, que venció a la muerte, les acompañe en sus esfuerzos y dedicación para salvar las vidas.

 Una mirada de Fe

 Josué

La palabra de Dios que hoy hemos proclamado fortalece nuestra fe, profundiza nuestra unidad y renueva nuestra esperanza en los ideales de libertad y justicia. En Josué, Dios se revela como Padre que está cerca de su pueblo, que no lo abandonará, que nada ni nadie podrá vencerlo. Anima a su gente a ser valientes y a cumplir fielmente su ley como camino correcto para tener éxito en la posesión de la tierra que Yahvé les había prometido (Jos 1,5-7)

 Estas imágenes bíblicas son aplicables a nuestra situación frente al enemigo invisible que quiere arrebatarnos el valor fundamental: la vida. Y como a Josué, el Señor nos repite: “yo soy tu guía, tu escudo, tu fortaleza, el que te guía hacia la seguridad y confianza”. Con Él caminamos, agarrados de su mano, asumiendo disciplinariamente las normas que nos llegan y nos ayudan a defendernos, a vencer y a no ser vencidos por la sicosis producida por el coronavirus. ¡¡Avancemos, y no retrocedamos!!

 Salmista

Con el salmista podemos exclamar también nosotros con certeza absoluta: “Feliz tú, Departamento de Chuquisaca, si tu Dios es el Señor”. Dios es nuestro Señor, porque recta y fiel es su palabra. Él ama la justicia y el derecho y la tierra está llena de su gracia, bondad y misericordia.

 “Está el ojo del Señor sobre los que le temen, sobre los que esperan en su amor para arrancar sus vidas de la muerte y darles vida en los momentos de hambruna”.

 “En el Señor, nosotros esperamos, Él es nuestro defensor y nuestro escudo, en Él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre tenemos confianza. Venga, Señor, tu amor sobre nosotros, como en ti pusimos nuestra confianza”. ¡Qué súplica tan actual y apropiada para estos días de pandemia!

 

Dios y los dioses de hoy

 Aprovechemos la oportunidad que esta situación nos brinda para preguntarnos en qué dios pongo mi confianza, mi esperanza… ¿En Dios creador que cuida de sus criaturas, en Dios Padre que ama a sus hijos o en dios-dinero que puede llevarte a tomar ciertos caminos que te alejan de Él, como el alcohol, la droga, el consumismo, creyendo que así puedes alcanzar la auténtica felicidad, cuando en realidad son momentos pasajeros?

 ¿En dios-poder que te arrastra a la corrupción, al tráfico de influencias, a creerte superior a los demás, expresado en violencia, feminicidios, abuso de menores, trata y tráfico de personas, olvidando que el poder debe convertirse en verdadero servicio y entrega al pueblo y no en servirse de él para fines personales, económicos y políticos, entre otros?

 ¿En dios-placer que te induce a conculcar la dignidad de la persona, gozando de una sexualidad que, en vez de hacerte crecer en el verdadero amor, te rebaja a la esclavitud del uso de los demás como objetos y no como personas?

 Oremos a nuestro Padre Dios que nos dé su mano, que nos acompañe, que tenga misericordia para ser sus hijos amados.

 Evangelio

 El evangelio de Mateo nos presenta a Jesús, maestro y catequista, que es capaz de transmitir las verdades más importantes de la manera más sencilla a través de parábolas o representaciones de la vida cotidiana.

 La parábola del sembrador, en esta conmemoración de los 211° aniversario de la Gesta Libertaria, nos puede decir mucho. Los granos pueden representar en esta ocasión los ideales por los cuales los precursores libertarios ofrendaron sus vidas: la libertad, la soberanía, la justicia, el progreso, la felicidad y la unidad de los pueblos.

 Nueamente nos preguntamos: ¿en qué tierra pueden caer “hoy” estos granos?

 1. Unos granos cayeron a lo largo del camino, vinieron las aves y se los comieron…

 Son ideales que ni siquiera penetran en la tierra, es decir, en la conciencia de los ciudadanos que se encierran en la mezquindad de sus intereses, sin sentido de patria, que todo les resulta indiferente -mientras no me toque a mí-, ya sea la participación ciudadana, la defensa de la democracia, el decidido compromiso con el bien común o la defensa irrenunciable de los derechos humanos.

 2. Otros cayeron en terreno pedregoso, con poca tierra, y brotaron enseguida, pues no había profundidad. Pero apenas salió el sol, los quemó y por falta de raíces, se secaron…

 Es la tierra de los cobardes y mediocres, de los que son tibios, de los que probablemente protestan en privado, pero no son capaces de dar la cara públicamente. La tierra de los que no creen en los ideales de los libertadores. Son los que destilan frustración y desesperanza.

 3. Otros cayeron en medio de los espinos: estos crecieron y los ahogaron...

 Los espinos son los egoístas, los que solo buscan su propio interés, los que están contra los ideales de la defensa de la vida, promoviendo el aborto, contra los ideales de la tolerancia y el respeto. Los que caen en la corrupción y en la delincuencia. Son los que hacen daño, los que ahogan el derecho, la justicia y la seguridad jurídica y que aplastan y manipulan a los pobres.

 4. Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha: unos el ciento, otros el setenta y otros el treinta por uno…

 Esta es la tierra de los buenos y honrados ciudadanos, de los honestos y transparentes. De los que creen que cambiando el corazón pueden transformar las estructuras de pecado. Es la tierra de los discípulos misioneros en la que Jesús podrá sembrar las semillas del Reino de Dios: la verdad que desenmascara la mentira, la vida que triunfa sobre la muerte, la santidad sobre la mediocridad, la gracia sobre el pecado, la justicia que detiene la manipulación, el amor que aniquila el odio y la paz que aleja la violencia.

 Con optimismo y esperanza, ¡adelante!

 Al concluir esta reflexión, les invito a mirar con optimismo el futuro de nuestra iglesia y de nuestro Departamento, haciendo nuestras las palabras de Jesús en el libro del Apocalipsis: “Mira, yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5)

 Como fruto de los granos que cayeron en buena tierra, aceptemos el desafío, como iglesia, de promover y formar discípulos misioneros para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos (AP 14). Este es uno de mis sueños que juntos haremos realidad.

 Y tú, Sucre, tierra fértil, donde se proclamó la libertad y la justicia de los pueblos, tu reto, como sede del Poder Judicial, es hacer que la justicia sea independiente, creíble y confiable. Que tus fiscales, legisladores, magistrados, jueces, abogados hagan suyas las palabras del Profeta Amós: “Quiero que la justicia sea tan corriente como el agua, y que la honradez crezca como un torrente inagotable” (Am 5, 24) Escuchen las exigencias que el Señor les hace: “Tan solo que practiques la justicia, que sepas amar y te portes humildemente con tu Dios” (Mi 6, 8)

 Y aunque no haya mucho que celebrar, agradezcamos el don de la vida, de la alegría y el gozo, que fortalecen nuestra fe y hacen viva nuestra esperanza.

 

                 Así podremos decir: ¡¡Felicidades Sucre!!, ¡¡Viva Chuquisaca!!

   

+Jesús Juárez Párraga, SDB.

ADMINISTRADOR APOSTÓLICO

Arzobispo emérito de Sucre 

TE DEUM del 25 de mayo de 2020 - Catedral Metropolitana


Galería 


































¡TENGAN VALOR! YO HE VENCIDO AL MUNDO

¡Que viva Chuquisaca!¡Que viva!
25 de mayo 2020, lunes de la 7ta. Semana de PASCUA


Proclamamos el Evangelio según san Juan 16, 29 - 33.      Gloria a ti, Señor.  Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


                 
  ¡TENGAN VALOR! YO HE VENCIDO AL MUNDO

Hoy, queridos oyentes, quiero felicitar a los ciudadanos del departamento de Chuquisaca que festejan el primer grito libertario un 25 de mayo del 1809. 

Seguimos meditando el tercer discurso de despedida de Jesús a sus apóstoles. Cada vez les habla con mayor claridad; ya no usa comparaciones ni parábolas. Del hecho que Jesús se dio cuenta que querían preguntar algo (vv. 17-19), sacan la conclusión que sabe leer en sus corazones y pensamientos por su omnisciencia y que no es necesario de preguntarle porque ya sabe de antemano la pregunta. A partir de esta experiencia confiesan su fe en el origen divino del Maestro y con las mismas palabras de Jesús poco antes en el v.27: “Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios”. La respuesta de Jesús no pone en duda la sinceridad de su confesión de fe, sin embargo les deja ver que su fe aún no está tan firme como ellos piensan y les anuncia que por su cobardía lo van a abandonar y dejarlo solo. Peor todavía por su muerte en cruz serán tremendamente sacudidos hasta dispersarse abandonando a su maestro solo. Él sin embargo nunca está solo: “No estoy solo, porque está conmigo el Padre” (v.32). Y donde está el Padre está también el Espíritu y, siempre están con Él.

La fe de los discípulos no será liberado de tentaciones y sacudidas. No deben desesperarse por eso, sino después de cada caída deben confiar en el perdón y levantarse agarrando la mano que el Señor les estrechará siempre en su divina e infinita misericordia. Jesús es el único que puede darles la paz. “Les he hablado de esto, para que encuentren la paz en mí” (v.33). En medio de las tormentas del mundo que les soplarán en contra y que no las serán ahorrados los discípulos pueden tener paz en Cristo. Hay que mirar las pruebas de frente y no asustarse porque Él siempre estará con nosotros pero, sí hay que luchar con todas nuestras fuerzas. Él que con su entrega total, que en la celebración de la última Cena ya ha adelantado, ha vencido el mundo y su príncipe. Por eso: ¡TENGAN VALOR! YO HE VENCIDO AL MUNDO.

Estamos con el segundo día del octavario de Orar por la Unidad de los Cristianos con el tema de la ILUMINACIÓN por la LUZ DE CRISTO. La Luz que Cristo envió desde el Padre es el Espíritu Santo. Rogamos al Señor que nos mande el Paráclito que nos ilumine y nos haga comprender la fe, la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia como del Vaticano II y el deseo de estar unidos con todos los que creen en Jesús hijo de Dios y de la Virgen María y en el Espíritu Santo. “Ven, Espíritu Santo: Envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, Fuente de todo Bien, Luz del corazón, Consolador sin igual, dulce huésped del alma, dulce refrigerio, descanso en la fatiga, brisa en ardiente estío, consuelo en el llanto. Luz venturosa, llena lo más íntimo del corazón de tus fieles. Sin tu ayuda nada hay en el hombre, que sea bueno. Lava lo que está manchado, riega lo que está seco, sana lo que está herido, doblega lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está torcido. Da a tus fieles que en ti confían, tus sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo. Amén.”

Seguimos rezando en esta intención de la unidad entre los cristianos para que el mundo crea en Dios y en su Cristo. Cumpliendo con la invitación de Papa Francisco en este mes de mayo, meditamos con el corazón de María y el rosario en la mano los misterios de nuestra salvación. Hoy lunes toca contemplar los misterios gozosos: 1. El Anuncio del ángel a la Virgen María. 2. La Visita a su pariente Isabel. 3. El Nacimiento del niño Jesús en Belén. 4. La Presentación del niño Jesús en el Templo de Jerusalén y, 5. El Niño Jesús encontrado en el Templo. Pueden prender una velita y por favor recen juntos en familia.  
      
     El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la bendición del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompaña.

Jesús compasivo que insta a: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”- Mons. Adolfo Bittschi

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