domingo, 2 de agosto de 2020

Jesús compasivo que insta a: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”- Mons. Adolfo Bittschi

Entrega de Alimentos en comunidades rurales  2020

2 de agosto 2020, décimo octavo Domingo durante el año litúrgico
Proclamamos el Evangelio según san Mateo 14, 13 - 21. 
Gloria a ti, Señor.          


Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN 


                          COMIERON TODOS HASTA QUEDAR SATISFECHOS 


Jesús tiene compasión de la gente, sabe lo que les falta y les da lo que necesitan. Les da de comer su Palabra para el alma y también para el cuerpo el pan y los pescados. Así este acontecimiento es una imagen de la Iglesia. Cuyo oficio es dar de comer al hambriento, de beber al sediento, visitar al enfermo y a los privados de libertad, pero el hombre no solo vive del pan, sino de la Palabra de Dios y del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Aquella vez comieron todos hasta quedar satisfechos. La multiplicación de los panes es un anuncio de la EUCARISTÍA.

Su preparación a largo plazo inicia en la Sagrada Escritura que lamamos Antiguo Testamento. La Iglesia como buena madre saca de lo antiguo y de lo nuevo para darnos contento. Hoy la primera lectura es de la segunda parte del profeta Isaías que inicia proclamando: “Consuelen, consuelen a mi pueblo” (40,1) y por eso se llama: Libro de la consolación de Israel.   Dios anuncia el fin del destierro en Babilonia que es como un nuevo éxodo y una restauración de la Alianza de Dios con su pueblo. El profeta pregunta: “¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho?” Una demanda actualísimo para nuestro tiempo post-moderno donde se gasta tanto en cosas que no pueden dar contento el alma, mientras lo que realmente vale y da contento a la persona cuesta poco dinero, pero, claro que sí, un esfuerzo de liberarse de las promesas engañosas del mundo y de la carne y buscar a Dios y su Palabra y su voluntad que es AMOR.

El Salmo lo dice bien claro: “El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas”.  Ustedes, queridos oyentes, ¿pueden percibirlo y contarlo en este tiempo? O se dejen llevar por las angustias, las penas y las quejas…

Por eso San Pablo apóstol nos pregunta: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿el peligro? Y él mismo nos da la respuesta: en todo esto vencemos fácilmente por Aquél que nos ha amado. Nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro (2da lectura). El mensaje central de este domingo.

Pasamos ahora al Evangelio: Jesús al recibir la noticia del martirio de Juan Bautista por Herodes se retira solo a un lugar solitario. Signo que le afectó mucho la muerte violenta de su Precursor que a la vez es un anuncio de su propia suerte. No tiene miedo al rey, pero su hora aún no ha llegado. Tampoco puede permanecer mucho tiempo solo, porque la gente se entera y le sigue a pie por la orilla del lago. Vienen de todas las poblaciones circundantes. Cuando Jesús baja de la barca, ve la gran multitud de gente. Le da mucha compasión. Palabra que expresa que Jesús siente en sus entrañas el dolor de los enfermos, sus dolencias y su hambre de la Palabra de Dios. Jesús como “rostro de la misericordia de Dios” (Papa Francisco) es impulsado por su amor a sanar a los enfermos. En las parábolas de los domingos anteriores, Jesús es el maestro que enseña con la autoridad de Dios sobre el Reino de Dios. Ahora muestra su autoridad, su poder y su corazón para con los enfermos y los sana.

Como se hizo tarde los discípulos se dan cuenta que la gente necesita comer y se acercan al Señor con la sugerencia de despedir, es decir, desentenderse de ellos. Jesús conoce el lugar y sabe que la pobre gente no encontrarán comida en ese lugar retirado y responde: “No hace falta que vayan, denles ustedes de comer”. No hay más que cinco panes y dos peces, objetan los apóstoles, una ridícula poquedad. Jesús no ceda y hace actuar a los apóstoles durante el milagro: tienen que traer lo poquísimo que hay. Jesús no queda mirando la poca cosa y la multitud de la gente, sino sus ojos al cielo, hacia su Padre Dios y tras la bendición, Jesús da los panes y peces a los discípulos “para que repartan entre la gente”. Y al final son otra vez los apóstoles encargados de recoger los trozos que sobraron. La referencia de la Iglesia aparece con claridad en el papel que desempeñan los discípulos  como intermediarios entre Jesús y la gente. Jesús realiza la acción de alimentar a la multitud pero no lo quiere realizar sin los discípulos. Esta obra prefigura la misión de los cristianos como mediadores entre Jesús y los hombres y la de los apóstoles con respecto a la comunidad.

También hoy la tarea de la Iglesia de Jesús pareciera una misión imposible ante tantas necesidades en esta pandemia en la que crece el hambre. El hambre hoy tiene muchas caras. Hay hambre en los pobres y hay hambre en los ricos. Hambre de trabajo fijo, de vivienda, de educación, de libertad. Hay hambre de absoluto, de trascendencia, de vida eterna. Hay hambre en niños desnutridos y madres abandonadas, hambre en drogadictos y hambre en los suicidas, es increíble pero hay hambre en los ricos, la Madre Teresa de Calcuta habló mucho de este hambre en los ricos de ser amado. Y existe también el hambre de la Palabra de salvación.

Alzar la mirada como Jesús para bendecir significa darse cuenta que Dios es el dador de los bienes que deben ser repartidos y compartidos entre todos, así y solo así alcanzaran para todos. Lo positivo de esta pandemia es que se ve mucha creatividad para compartir y ayudar a los que necesitan. Que nosotros que sentimos el amor de Dios, sepamos compartir el pan de cada día, pero también nuestra fe y confianza en Dios Padre bueno y misericordioso que en su Hijo nos dio todo.

María Reina de los Ángeles ruega por nosotros.

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la Bendición del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y sus familias y les acompañe hoy y siempre.

   Monseñor Adolfo Bittschi
Obispo Auxiliar de Sucre
Resp. del Área Misión C.E.B. 

viernes, 31 de julio de 2020

LA MADRE DEL ARZOBISPO DE SUCRE partió a la casa del padre



Juana Gabina Guzmán Cruz Vda. de Centellas,  madre del nuevo Arzobispo de Sucre y presidente de la Conferencia Episcopal de BOLIVIA, mujer devota en la fe   católica, un 7 de noviembre de 1962 dio a luz  a Monseñor Ricardo Centellas en Suquistaca, Nor Cinti  de la Arquidiócesis de Sucre. Consagrándolo para  la vida y el servicio sacerdotal en 1988. Fue rector del Seminario de San Cristóbal en 1993 e inició su ministerio pastoral como Vicario en la Parroquia San Juan Bautista del municipio de Padilla. Luego en 1998 pasó a ser Vicario General de Sucre.  Nombrado  Vicario General de la Arquidiócesis de Sucre en  2005. Actualmente en  junio de este año  fue consagrado ARZOBISPO de la Arquidiócesis de Sucre, la jurisdicción eclesial donde nació e inicio su camino  de  vida consagrada en compañía de su madre.

A la edad de  88 años, cumplidos  el pasado 30 de mayo, fue madre de 9 hijos, mujer ejemplar dedicada y entregada a su familia; Doroteo (+), Pedro, Hugo, Edwin, Ricardo, Marina, Lourdes, Elisabeth y Yolanda Centellas Guzmán .

 Llegó a Sucre desde Cochabamba  para compartir y ver a su hijo posesionado  como Arzobispo, lugar donde falleció  de  un paro cardíaco  al promediar las 11:00 de la mañana en la casa del  Arzobispado de Sucre, su cuerpo es velado en la capilla y por las restricciones  de encapsulamiento que vive el municipio de Sucre se realiza una misa y velatorio  a puertas cerradas   con la presencia de sus hijos  e hijas .  La eucaristía en sufragio de su alma, será a  las 09:00 de la mañana, posterior entierro en el Cementerio General.

En la vocación de sus hijos, se evidencia la mano de esta madre, tal es el caso del   Delegado de las Comunidades Educativas de la Iglesia Local (CEIL SUCRE),  Lic. Hugo Centellas y el Padre Pedro Centellas que cumple su trabajo pastoral en la Diócesis de Potosí.

"La divina providencia ha hecho  de que ella insista y venga a visitar a Mons. Ricardo y a la familia de  Sucre..,  hemos tenido la satisfacción y dicha de compartir los últimos días", Lic. Hugo centellas, quien la recuerda como madre ejemplar, trabajadora luchadora y constante que gracias a ella "nos consideramos buenos cristianos católicos".

"Que nuestro Arzobispo se sienta acompañado" por la IGLESIA DE SUCRE, fueron las palabras de Pbrio.  P. Enrique Quiroga, Vicario de Pastorales.

El responsable de la Vicaria de Pastoral de la Arquidiócesis de Sucre a nombre de la Iglesia Local, hace llegar sus oraciones y cercanía con Mons. Ricardo Centellas Guzmán, tras la partida a la gloria del padre de su Sra. Madre



31.07.2020//Sonia Muraña - CatólicaTV //

¿NO ES EL HIJO DEL CARPINTERO? ENTONCES, ¿DE DÓNDE SACA TODO ESO?, todo para la mayor gloria de Dios


31 de julio 2020, viernes de la 17ma. Semana durante el año litúrgico
Proclamamos el Evangelio según san Mateo 13, 54 - 58. 
Gloria a ti, Señor.  


 

REFLEXIÓN 

Queridos oyentes, la gente por un lado admira a Jesús y su mensaje: “¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?” y por el otro lado chocan con su origen: “¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María?” Así estaba anunciado por el piadoso anciano Simeón en la Presentación del niño Jesús en el Templo (Lucas 2, 22-35) y así en todo el tiempo hasta hoy. A la gente es más fácil aceptar que Dios es Creador, también Legislador y autor de palabras de Sabiduría y también a un hombre de Dios que con el poder del Espíritu obra grandes milagros y enseña cosas grandes.

Queridos oyentes, hoy recordamos también a San Ignacio de Loyola. En Pentecostés del año 1521 una bala que le destrozó una pierna cambió el rumbo de este noble caballero. De soldado del rey de España fue el soldado de Cristo, fundador y primer General de la Orden de los Jesuitas, la Compañía de Jesús. Así esta bala perdida ha marcado la historia de nuestra Iglesia en todo el mundo, en Bolivia y de manera especial acá en Sucre con la fundación de la Universidad en 1624. En todo el mundo trabajó su Orden contra el Protestantismo y por la Reforma católica, la expansión misionera con las “reducciones jesuíticas” también en Bolivia, hoy por su arquitectura y su música patrimonio cultural de la humanidad; así como también por la educación cristiana de la juventud con los colegios. En la vida espiritual para todos son de gran importancia sus EJERCICIOS ESPIRITUALES con el discernimiento de espíritus, una experiencia que tenía cuando estaba recuperando de la grave herida de su pierna. Al leer libros caballerescos soñaba con aventuras y conquistar una dama de alcurnia pero al ver la realidad se sintió muy triste. Como no había de estos libros le daban la VIDA DE JESÚS y otro de VIDA DE SANTOS. Al leer y pensar en estas otras vidas sentía una alegría profunda que no cambió aunque mirando su triste situación. San Ignacio invita al examen del día pasado cada noche.

El lema de su vida y de su Compañía es “OMNIA AD MAJOREM DEI GLORIAM”, todo para la mayor gloria de Dios. Para eso se esforzaba e invita a todos al “MAGIS”, hacer todo “mejor”, es decir “en todo amar y servir”. Oremos con San Ignacio de Loyola a Cristo: “Que te conozca íntimamente a fin de amarte con mayor amor y seguirte con más diligencia”.

En este mes de julio que hoy acabamos recordamos una vez más la fundación de la Iglesia Diocesana de Sucre:” Te alabamos Señor, por la Arquidiócesis de Sucre. Haz que, unidos  por la Palabra y la Eucaristía, y llenos del Espíritu Santo, vivamos con alegría la fe en comunidad”. “Somos Iglesia sinodal en salida misionera” (lema)

Con el Papa oramos por nuestras familias. Recordando la Preciosísima Sangre de Cristo rezamos: ¡Oh preciosísima sangre de Cristo, sangre de nuestra salvación!   ¡Sálvanos a nosotros, salva a nuestras familias, y al mundo entero!  
 
El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!         

 Y la Bendición del Dios uno y trino, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe hoy  y siempre.

jueves, 30 de julio de 2020

ACCIÓN DE GRACIAS por los recuperados de covid en el Penal San Roque

Celebraron una Eucaristía de acción de gracias por los más de veinte personas recuperadas del covid- 19 en el Recinto Penitenciario de San Roque de la Ciudad de Sucre. 


Hace más de un mes, el Penal donde residen 650 privados, sufrió la propagación del virus al interior de la institución, afectando a más de cincuenta personas entre privados, efectivos policías y personal de régimen, donde además se perdió la vida de cuatro personas a causa del virus. Luego de llevar a cabo la atención sanitaria con medicamentos y dióxido de cloro en una primera etapa, la últimas    informaciones brindadas por el Director de Régimen Penitenciario, Edwin Aguilar, es la satisfacción del haber logrado controlar la propagación y el alta de 21 pacientes. Además, revelo que solo existe 12 personas aisladas.

Aguilar, también estuvo aislado varias semanas por portar el virus y fue dado de alta. 

 

La misa de acción de gracias fue por la recuperación de los pacientes entre privados de libertad, el personal de la policía y de régimen que se "han curado del Covid 19 y ya están plenamente recuperados y dados de alta..., pedir por la pronta recuperación de los enfermos y el eterno descanso de los fallecidos", P. José Miguel Marengo, Capellán del penal y responsable de la Pastoral Carcelaria en la Arquidiócesis de Sucre.

"La actividad religiosa ha sido en la entrada del Penal, con la participación del personal de Régimen, Policías de seguridad y los hermanos privados de libertad, participando desde los Pabellones". Al finalizar, en un momento especial, se dio "la bendición con agua bendita a todos, llegando también a los pabellones, con esa frase tan profunda y querida por todos: “que el Señor te bendiga, acompañe y proteja siempre”. Agradezco a las autoridades de Régimen y Seguridad, por estos momentos compartidos y celebrados, tan deseados y pedidos por ellos", indicó el P. Marengo. 

El Capellán destacó en trabajo conjuntos de todas las instancias, " y damos gracias por el trabajo en equipo, formado una verdadera comunidad, al servicio de la lucha contra el Covid19, que ha llevado a controlar y superar la pandemia en el Penal San Roque. Con la bendición de Dios y el compromiso de todos, en un esfuerzo común, de grandes sacrificios para los privados de libertad, y el personal, que también sufrió el contagio, se ha avanzado, viendo con esperanza los resultados, de curación de muchos de ellos. Seguimos orando y trabajando para que todo esto se supere definitivamente para bien de todos. También se agradece la gran solidaridad de las instituciones y vecinos de Sucre, por todo lo donado y compartido con el Penal”, afirmó el sacerdote por medio de su red social de Facebook.

Por su parte el Servicio Departamental de Salud (Sedes): “Hay tropiezos con una normativa internacional que restringe que los privados de libertad sean donadores", informó a la ABI el director del Sedes, Enrique Leaño.

También explicó que la intención de los internos es convertirse en un banco de plasma hiperinmune, sin embargo, aún no cuentan con ese consentimiento para poder habilitar a los internos del penal de San Roque como potenciales donadores de plasma durante la pandemia.

 


Por último, el día de hoy se llevará a cabo un Foro Virtual donde se presentará la experiencia de enfrentar el virus dentro del Penal a Hrs. 18:00 transmitido por Televisión Universitaria y su plataforma de Facebook 



3° COVERSATORIO: Laicos, nuestra vocación y compromiso misionero en tiempos de pandemia.

LA MISIÓN DE LOS LAICOS EN EL MUNDO

Foto: Equipo de rastrillaje de la Red Ciudadana
 de  lucha contra el covid


En el marco del día de la IGLESIA DIOCESANA y la semana del Laico, se llevó a cabo el tercer conversatorio  organizado por la Pastoral Social Cáritas, sobre la misión del laico en la Iglesia en tiempos de pandemia. 

Sistematización del conversatorio:


 La celebración del “Día de la Iglesia Diocesana” fortaleció nuestra identidad de Iglesia Sinodal en Salida Misionera; fortaleció la unidad, comunión y nuestro caminar misionero, ahora por terrenos difíciles, de una vida sumida en una crisis sanitaria por la pandemia. Como Iglesia y específicamente como laicos, nos urge meditar nuestra identidad, vocación y misión desde el contexto histórico que hoy vivimos. Vemos necesario profundizar y sintonizar nuestra tarea misionera y espiritualidad con los cambios que se han generado en nuestro mundo.

 El conversatorio inicia con una oración inspirada en el Evangelio de San Mateo 20,1-16. Palabra presente, donde el Señor nos invita a trabajar en su Viña, en el mundo actual que nos circunda, donde sus trabajadores se están enfermando y muriendo, están en situación necesidad y pobreza. Hay mucho trabajo que hacer y Jesús nos dice: qué hacen ustedes sentados, tranquilos, desocupados y sin hacer nada en la plaza, “vayan también ustedes a mi viña”. El Papa Francisco, en esta linea, nos dice “no valconeen la vida”, métanse a ella, “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades”. 

Para vivir con valentía y coraje este llamado que Jesús nos hace a los laicos y pidiendo la protección de Dios en esta tarea, terminamos rezando una oración por los laicos del mundo y así dar inicio a nuestro conversatorio orientado por tres preguntas: 

1. Cuáles son las circunstancias especiales que el mundo está viviendo hoy? 

- Una primera es la complejidad misma de este mundo, de la realidad que vivimos; que unos y otros pretenden simplificarla desde visiones o posiciones excesivamente particulares, cuando los polos desde donde urge hacer un acercamiento, son diversos. La complejidad del mundo y sus circunstancias, demanda una apertura a los diversos planteamientos y visiones que surgen de otros ámbitos como el científico, tecnológico, económico, político, religioso, entre otros; para poder entender y actuar en este mismo mundo complejo de manera integral y efectiva. Sin embargo, es necesario delimitar los diferentes aspectos de la realidad, para un actuar concreto, pero con una actitud de escucha de otros planteamientos y una mirada amplia que llega siempre más allá del ámbito propio. 

- Otra circunstancia a considerar es la globalización de los problemas. En el caso de la pandemia del coronavirus, no es un asunto local, sino global. No se ha quedado como una situación aislada, sino que su afección se ha globalizado. Esto, nos llama a considerar nuestro comportamiento humano destructor de nuestro hábitat y los efectos globales de nuestras acciones en contra del medio ambiente; los efectos globales de sistemas económicos con pretensión hegemónica; los efectos de intereses financieros, de poder y control mundial. - Un mundo católico con una diversidad de niveles de compromiso. Considerando la cantidad de bautizados, son pocos los que viven su compromiso de servicio eclesial y misión en los diferentes ámbitos de la realidad. Son pocos los que toman conciencia crítica de la realidad. Muchas veces, se reduce el compromiso y sensibilidad del laicado al entorno familiar; descuidando el clamor de una mayoría social que está demandando solidaridad, justicia, salud, libertad, derechos…Somos nosotros quienes ponemos fronteras a nuestra realidad y compromiso; lo que está más allá, no lo conocemos, y si es así, a veces, solo lo observamos. Esta actitud está presente en muchos laicos católicos bautizados. Podemos ver un laicado comprometido con la construcción de un mundo desde la voluntad de Dios; otros construyéndolo, motivados y absorbidos por ideologías, intereses personales o de grupo; y hay quienes son solo espectadores.

- La creciente indiferencia a la Iglesia, a su quehacer (liturgia, sacramentos, servicios…). La poca referencia al pensamiento social de la Iglesia; hasta una cierta censura a los temas religiosos, por parte de algunos políticos, periodistas, autoridades e investigadores. Preguntémonos: La Biblia, la DSI constituye referencia para el análisis soci-político, económico… para orientar la vida en estos ámbitos? A las nuevas generaciones les interesa la vida de la Iglesia? En este contexto de pandemia, por qué se abren fábricas, supermercados, bancos, negocios…, y no los templos de nuestras parroquias? Es que en una eucaristía hay mayor riesgo de contagio? No necesitamos alimentarnos del Cuerpo y Sangre de Cristo?. Se está comenzando a dar una tendencia de indiferencia e insensibilidad religiosa. El escenario posible de futuro: Una sociedad carente de valores, de principios y criterios ético-morales. 

2. De dónde surge nuestra vocación y compromiso misionero?

Los laicos, históricamente han pasado por diferentes niveles de participación, desde una pasividad en los actos litúrgicos, el aportan con sus limosna, ser ayudantes de la Iglesia, muchas veces sin la oportunidad de tomar decisiones para generar cambios en la misma. La renovación de la Iglesia ha estado reservada a la jerarquía. Sin embargo, esto se ha ido transformando, por el impulso de una nueva visión de los laicos, reflejada en documentos como la Christidelis laici, que afirma que los laicos deben vivir su espiritualidad y fe, en las realidades temporales: la familia, el trabajo, la política, el sindicalismo, entre otros ámbitos. La vocación particular de los laicos no se limita al ámbito estrictamente eclesial, sino lo puntual de los laicos es “ser un mejor padre, un mejor trabajador, político, sindicalista; un mejor profesional…desde nuestra espiritualidad cristiana”; así, estaremos viviendo nuestra vocación y misión en estas realidades temporales. 

Nuestra misión surge también, desde nuestra pertenencia a una comunidad de fe, la comunidad de discípulos formada por Jesús. Nuestra misión, nace desde la convivencia y comunión de los amigos de Jesús. Como fieles laicos compartimos el sentir de Jesus, su proyecto, su experiencia filial, su misericordia, su opción preferencial por los empobrecidos. Los laicos debemos compartir el alma de Jesús. Esta es nuestra fe, y desde esta fe, estamos llamados a ser luz y sal en el mundo, a anunciar la alegría del Evangelio de Jesucristo, a consolidar históricamente el Reino de Dios en los ámbitos de la vida personal, familiar, social, empresarial, política, económica, entre otros. Así mismo, estamos llamados a ser sujetos de renovación de nuestra Iglesia. Los laicos han de ser los protagonistas en el proceso de repensar y consolidar nuevos modelos de Iglesia, de parroquia, de pastoral. Por ejemplo, en la implementación de una pastoral digital, con la implementación de la tecnología. Una tarea, donde los laicos pueden aportar sus conocimientos profesionales, pero siempre desde nuestra identidad y espiritualidad cristiana. Los laicos reafirmamos nuestra vocación y misión en la fuente principal que es Dios Uno y Trino. Sin embargo, esta certeza se hace más compleja cuando el laico se pregunta por las razones individuales de asumir un nivel de compromiso. Si bien, el laico en un determinado momento de su vida, llega al conocimiento de su vocación y misión, esto no garantiza que lo viva con fidelidad en su cotidiano vivir. Esta conciencia de nuestra identidad, con los avatares de la vida se va diluyendo, lo que nos desafía a preguntarnos: Qué estamos haciendo para que los laicos vivan con fidelidad, lealtad y coherencia su identidad y vocación?. Por otro lado, en esta realidad tan compleja y diversa, los laicos se preguntan: El alimento de la espiritualidad cristiana de los laicos tiene como referencia exclusiva a los sacramentos o la vida dentro de la actividad de la Iglesia? Como explicar la dispersión de los jóvenes a convocatorias de orden religioso? Preguntas que invitan a pensar en otras realidades desde dónde pueden surgir la motivación de la misión de los laicos. La vocación y misión como laicos, tiene su sustento en nuestra identidad cristiana. Se es cristiano: laico bautizado, discípulo y misionero, solo desde el encuentro personal con Jesucristo Resucitado en la oración, en la Eucaristía, en su Palabra, en el hermano necesitado. Este encuentro es fundante en nuestra identidad; es la fuerza, el alimento para vivir con autenticidad nuestra vocación y misión en el mundo. Necesitamos decir: “soy cristiano político”, “soy cristianocomerciante”, “soy cristiano peluquero, técnico, banquero, profesor….”. El ser cristiano, la fe en Jesús, la comunión con Él, es el punto central de nuestra vida, es el punto de partida de nuestra identidad. Es nuestra identidad más radical. Podemos resumir entonces diciendo: Desde Jesús, desde la Iglesia… al mundo; a la acción en el mundo de la política, en el mundo de la economía, la cultura, al mundo del derecho y la justicia. De la palabra, a la acción en todas las circunstancias cotidianas. Los laicos estamos sumergidos en esta vida, en las realidades de este mundo secular. Pero lo importante no es ser laico, sino vivir nuestra identidad laical con el espíritu de Cristo Resucitado en todos los ámbitos de la vida. Nuestra misión es santificar las realidades de este mundo y continuadores de la obra redentora de Dios. 

3. Cuáles serían los ámbitos más urgentes de nuestra misión? 

El ámbito fundamental de la misión evangelizadora, que frecuentemente olvidamos, es “uno mismo”, nuestro interior, nuestra VIDA, nuestra mente y corazón. El primer lugar donde urge la presencia de Dios, es en nuestras propias vidas. Pues, como nos dice Jesus, ustedes son “Templos de Dios” “lugar de la presencia de Dios. Es desde nuestra interioridad de donde surge el amor, la misericordia, la justicia, el servicio, la entrega y compromiso. A este ámbito, le sigue la familia, bastión de la fe, del amor, de la esperanza, de la solidaridad y del bien común. Ámbito importante de nuestro servicio misionero como laicos, es nuestra Iglesia Arquidiocesana organizada en Vicarías, parroquias; organizada en áreas pastorales, instituciones, fundaciones grupos y movimientos eclesiales. Como laicos “somos Iglesia y amamos la Iglesia, entonces con gozo y alegría, debemos dedicar parte de nuestra vida a servir a Dios y a nuestros hermanos, a través de estas instancias eclesiales.

 Un ámbito de servicio de todo cristiano, es dentro de la dinámica y vida eclesial: la vida litúrgica; la vida sacramental; la vida en comunidad: diversidad de grupos con sus respectivos carismas; la vida sinodal, con ello nos referimos a la comunión y al caminar juntos, como Iglesia. El ámbito diverso donde los laicos ejercen sus funciones laborales, las realidades y lugares donde se encuentran para vivir su vida, su carisma, su oficio. Comenzando desde el propio hogar. Espacios donde el laico necesita dar testimonio. Realidades que nos están exigiendo un accionar más directo, concreto, genuino y de una incidencia real ante el sufrimiento de la gente concreta: por ejemplo, con los de la cárcel, los desvalidos de nuestras calles, los enfermos de coronavirus y sus familias. 

La respuesta a estos ámbitos es personal, pero también debe ser institucional. En este sentido, se necesita un trabajo conjunto y coordinado para una mayor incidencia en los ámbitos que están demandando la acción comprometida, no solo de los laicos, también de los sacerdotes. Ambos tenemos una misión compartida, tenemos una responsabilidad compartida. Juntos, unidos, encontrando un esfuerzo común, tenemos una presencia misionera, profética de mayor incidencia en esta y más allá de esta pandemia. Para concluir, nos alegramos por este conversatorio que ha reafirmado nuestra identidad y compromiso laical. 

Nos sentimos motivados a dar más de lo que hacemos, a dar un paso más hacia adelante como laicos jóvenes, mujeres, adultos…; asumiendo con gozo la invitación del Papa Francisco, a estar en primera línea en la vida de la Iglesia y la vida del mundo. Damos gracias a Dios por esta oportunidad de reflexionar y pidiendo su protección volvemos a la vida para seguir viviendo con mayor entusiasmo nuestra vocación y misión, ahora, en un mundo en Pandemia.

Jhony Montero 
PASCAR Arquidiócesis de Sucre

Foto: Jhony Montero,
firma inter-institucional de la Red Ciudadana
de lucha contra el covid


Mons. Adolfo Bittschi: “Señor renueva a tu Iglesia y comienza conmigo”, Iglesia somos todos y debemos dar testimonio de palabra y vida

“Bautizados y enviados”


30 de julio 2020, jueves de la 17ma. Semana durante el año litúrgico.
Proclamamos el Evangelio según san Mateo 13, 47 - 53. 
Gloria a ti, Señor. 


  REÚNEN LOS PECES BUENOS EN CANASTAS
 Y TIRAN LOS MALOS AL HORNO ENCENDIDO


La parábola de la red barredera guarda una relación muy estrecha con la de la cizaña sembrado entre buena semilla (vv. 24-30). El acento principal en ambas estriba en que la dinámica del Reino contempla la presencia de elementos positivos y negativos dentro de la misma comunidad cristiana y si somos conscientes, dentro de nosotros mismos está mezclado lo bueno con lo malo. Sin embargo, esta situación que los discípulos deben afrontar solo es pasajera, mientras dura el caminar hasta el fin del mundo (Mateo 28, 20), es decir, hasta que el Reino de Dios se manifieste con toda su plenitud. Mientras llega el discernimiento final es necesario mantenerse con firmeza y conservar la identidad de creyentes, viviendo fielmente el seguimiento de Señor como los apóstoles, los mártires de las persecuciones y los mártires de la vida diaria. 

Esta parábola nos muestra que Jesús no estaba esperando ya no más el fin del mundo y la llegada del Reino de Dios en su plenitud. La comparación de la red llena de peces buenos y de los malos que se tiene que separar para que se guardan los buenos y se arrojan al horno encendido los malos nos enseña que hay dos tiempos de la Iglesia: un tiempo aquí y ahora y el otro luego después y arriba con Dios en la trascendencia. La Iglesia peregrinando juntos acá y la Iglesia llegada a la casa del Padre. La Iglesia militante en la lucha y la Iglesia triunfante. La Iglesia con los muchos pecados de sus miembros y la Iglesia, esposa del Cordero en su resplandor (Apocalipsis 21, 9.11). La Iglesia aquí y ahora es fácil de criticar por sus faltas en todos los bautizados, comenzando con nosotros. Me da mucha pena cuando un bautizado critica a la Iglesia, porque se está criticando a sí mismo. Hay una oración que dice: “Señor renueva a tu Iglesia y comienza conmigo”. Es que Iglesia somos todos los bautizados que debemos dar testimonio de palabra y vida o como nos animaba Papa Francisco en el mes de octubre “bautizados y enviados”.

En este mes oremos por la Iglesia Diocesana de Sucre en su fundación:” Te alabamos Señor, por la Arquidiócesis de Sucre. Haz que, unidos  por la Palabra y la Eucaristía, y llenos del Espíritu Santo, vivamos con alegría la fe y la vivamos en comunidad”. “Somos Iglesia sinodal en salida misionera” (lema)

Este mes el Papa pide orar por nuestras familias. Recordamos la Preciosísima Sangre de Cristo. Oremos: ¡Oh preciosísima sangre de Cristo, sangre de nuestra salvación!   ¡Sálvanos a nosotros, salva a nuestras familias, y al mundo entero!

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! 

Y la Bendición del Dios uno y trino, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe hoy y siempre.



Monseñor Adolfo Bittschi
Obispo Auxiliar de Sucre
Resp. Área Misión C.E.B.

miércoles, 29 de julio de 2020

Cuando servimos a nuestros hermanos, lo hacemos a Cristo mismo, Mons. Adolfo Bittschi

 

29 de julio 2020, miércoles, celebramos la Fiesta de Santa Marta 
Proclamamos el Evangelio según san Juan 11, 19 - 27. 
Gloria a ti, Señor. 

Santa Marta aparece tres veces en el Evangelio: en el banquete de Betania en que junto con su hermana María, recibe a Jesús en su casa; luego cuando la resurrección de su hermano Lázaro, hace profesión de su fe en Jesús “el Hijo de Dios”, y en la comida ofrecida a Jesús seis días antes de la Pascua (Juan 12,2). En los banquetes, Marta como hermana mayor asumiendo el rol de madre de familia se ocupa del servicio, en tanto que María unge los pies y la cabeza del Señor con el perfume preciosísimo y se sienta a los pies del amado Maestro para escucharle. Cuando Marta se queja a Jesús de que su hermana no le ayuda, el Señor no rechaza “su solicitud caritativa”, pero la corrige por su inquietud y agitación, que tiene el peligro de dejar de lado lo esencial, que es su presencia ante Él. Jesús invita a Marta a una mayor renuncia, a fin de que se encuentre menos absorbida: “Pocas cosas son necesarias, y aún una sola”, puesto que estar con Él vale más que quedarse al margen, aun cuando fuese por ocupaciones excelentes: “Ella ha elegido la mejor parte”, dice Jesús de María, que no está “ociosa”, sino “atenta”. Que honor grandísimo para Marta el recibir a Jesús el amado Maestro y Señor a su mesa y servirle. Pero no es de envidiar a Marta, porque cada uno de nosotros puede a su vez, ejercitar la misma hospitalidad: cuando servimos a nuestros hermanos, lo hacemos a Cristo mismo (Mateo 25,40).

El evangelio de hoy expresa la fe de Marta y de los judíos de su época: creen en “la resurrección del último día” (v. 24); pero ahora comprende que con Jesús ha llegado la etapa final de la historia de la salvación y que la resurrección comienza a suceder gracias a la fe en el Mesías Jesús, que hace pasar ya no más de la muerte a la vida. La revelación central del Evangelio Jesús lo manifiesta a Marta, su amiga afligida y dolorida: “Yo soy la resurrección y la vida” (v. 25). Esta novedad transcendental irrumpe en el tiempo y en la historia presente de cada persona por la fe en Jesús el Cristo, es decir el Mesías, el Ungido con el Espíritu Santo e Hijo de Dios hecho hombre. Este camino de adhesión y unión progresiva con Cristo culminará en el encuentro definitivo con Jesús después de la muerte.

En este mes oremos por la Iglesia Diocesana de Sucre, la primera de Bolivia:” Te alabamos Señor, por la Arquidiócesis de Sucre. Haz que, unidos  por la Palabra y la Eucaristía, y llenos del Espíritu Santo, vivamos con alegría la fe en comunidad”. “Somos Iglesia sinodal en salida misionera” (lema)                                                     
   El Papa pide orar por nuestras familias. Rezamos: ¡Oh preciosísima sangre de Cristo, sangre de nuestra salvación!   ¡Sálvanos a nosotros, a nuestras familias, y al mundo entero!  
 
  El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!
 Y la Bendición del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y sus familias y les acompañe hoy y siempre.

Mons. Adolfo Bittschi 
Obispo Auxiliar de Sucre 
Resp. Área Misiones C.E.B.

Jesús compasivo que insta a: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”- Mons. Adolfo Bittschi

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