miércoles, 3 de junio de 2020

¡No un Dios de muertos, sino de vivos!

 YO SOY EL DIOS DE ABRAHÁN, EL DIOS DE ISAAC Y EL DIOS DE JACOB.  YO   SOY DIOS DE VIVOS
3 de Junio 2020, miércoles de la 9na. Semana durante el año


Proclamamos el Evangelio según san Juan Marcos 12, 18-27. 
Gloria a ti, Señor. 


Continúan las controversias contra Jesús, esta vez por parte de los saduceos. Estos formaron un grupo pequeño pero muy influyente porque ocupaban los altos cargos de los sacerdotes o sea de los sumos sacerdotes. Su fe se basa en el tenor literal de los primeros cinco libros de la biblia, el pentateuco de Moisés, y no aceptan ninguna interpretación posterior dentro de la misma Escritura. Como no habla explícitamente de la resurrección de los muertos la niegan. Según ellos el alma muere con el cuerpo. No solo que rechazan la resurrección de los muertos tampoco creen en la existencia de los ángeles. San Pablo tomado preso en Jerusalén y acusado ante el Consejo de los líderes de Israel  usa estas disensiones doctrinales y exclamó: soy fariseo e hijo de fariseos, y se me está juzgando por la esperanza en la resurrección de los muertos. Se armó un tumulto no se llegó a una sentencia (Hechos 23,6-10).

Volvemos al evangelio de hoy: Para demostrar que no puede haber la resurrección y para poner de relieve las dificultades y llevar al absurdo los saduceos construyen un caso con una pregunta “sarcástica” según el estilo entre los rabinos. El caso: Una mujer que se le mueren los siete maridos con quienes estaba sucesiva- y legítimamente casada y que la dejaron sin hijos. Y al final la pregunta capciosa: ¿de quién sería esposa una mujer que se casó con siete sucesivos maridos cuando todos resuciten?

Tal problema existe hasta hoy. Soy testigo de cuantos viudos no se animan a casar diciendo: “Pero, Padre, ¿con cuál mujer me voy a presentar delante del Señor?” Mucha gente se queda con que, la vida seguirá como acá en la tierra, claro con las mejorías como ausencia de dolor, de enfermedad y de la muerte. Jesús nos corrige: La realidad sobre la vida después de la muerte supera nuestra imaginación. A los saduceos decía: “Ustedes no conocen la Escritura y no han penetrado en su sentido profundo, ni comprenden tampoco el poder de Dios” que puede actuar de modo muy distinto a la imaginación y  razón humana. Los que resucitan de entre los muertos para la vida eterna “serán como ángeles en el cielo”. Esto era otra corrección de la fe de los saduceos que negaban la existencia de ángeles.

Al final el Señor les trae la cita bíblica del Pentateuco para mostrar que la resurrección está incluida en los primeros libros de la Biblia, Éxodo 3,15, en el episodio de moisés y la zarza ardiente, cunndo Dios le dijo: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. “¡No  un Dios de muertos, sino de vivos!”

Adoremos al Dios de la vida que dio su vida y su corazón para que nosotros tengamos vida. Para éste mes de Junio dedicado al Sagrado Corazón de Jesús me permito una sugerencia. Traten de conseguir una imagen del Sagrado Corazón. Miren a Jesús con su corazón ardiente de amor a ti y lastimado por nuestros pecados. Contémplalo con confianza, aguanta su mirada, recuerda y reconoce tus pecados y pídele sinceramente perdón. Pida su amor para poder perdonar a los que te lastimaron. Pidamos a Jesús misericordioso también el perdón de tanto pecado en el mundo de incredulidad. Cuántos piensan como los saduceos que con la muerte termina todo.

El Santo Padre Francisco nos invita rezar para aquellos que sufren  encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús.

Rezamos ahora con San Juan Eudes: “Te saludamos, Corazón amantísimo de Jesús y de María. Te alabamos, te glorificamos, te damos gracias. Te adoramos, te amaos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas, te ofrecemos nuestro corazón recíbelo y poséelo totalmente”.         

El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la Bendición del Dios uno y trino, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompaña en éste día.

Monseñor Adolfo Bittschi

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