Permanecer en este amor sincero
14 de mayo 2020, jueves de la 5ta. Semana de PASCUA, proclamamos el Evangelio según san Juan 15, 9 - 11.
Gloria a ti, Señor.
PERMANEZCAN EN MI AMOR PARA QUE SU ALEGRÍA
LLEGUE A PLENITUD
Ayer con el capítulo 15 hemos comenzado con el
segundo discurso de despedida de Jesús. El Señor va a lo profundo de la relación con el Padre y con sus discípulos que es
el amor. En Dios hay un solo amor.
Dios ama con todo su amor al Hijo y este ama a sus discípulos con este mismo
amor. Así que hay un solo lazo de amor entre el Padre con el Hijo y sus
discípulos, hoy nosotros. Este amor del
Padre en Cristo a todos los hombres es la tercera persona en Dios, el amor
divino, el Espíritu Santo, y juntos
forman la Santísima Trinidad. En
respuesta a este amor somos invitados a amar a Jesús que ama, se entrega y
sirve a nosotros. Siguiendo el ejemplo de éste su amor a nosotros nos toca amar a los demás y formar una
comunidad de respeto, de ayuda mutua, de entrega y de servicio. ¿Cuál es el
problema? Tanto para los apóstoles como para nosotros es permanecer en este amor sincero sin dejarnos despistar por el
tentador como el Judas Iscariote, uno de los doce que era amigo de Jesús.
Rápidamente podemos emocionarnos para una
causa o una persona. Lo difícil es
permanecer. Lo vemos en matrimonios y también en sacerdotes cuando el
camino se hace duro y uno debería dejar su egoísmo y luchar aunque llorando y
sufriendo y buscando ayuda en Dios por la oración y en personas especializadas
para aconsejar. Cuántos hermanos en nuestros días escogen el camino fácil y ya
no quieren permanecer en su compromiso. Cristo en su agonía en el Huerto de los
Olivos luchaba hasta derramar gotas de sangre. Pidió a su Padre que le libere
de este sufrimiento pero “no se haga mí voluntad, sino la tuya”. Le vino una
fuerza del cielo y venció la tentación. (Lucas 22, 43).
Vemos que el amor de Dios es en primer lugar ningún sentimiento sino cumplimiento de la voluntad del Padre a costa de gritos de auxilio y de lágrimas pensando en nuestra salvación. Y ¿qué es la voluntad del Padre? La voluntad del Padre es siempre su amor. Su amor para nosotros lo expresó a Israel en sus mandamientos que son palabras de gran sabiduría para guardar la libertad y la vida. Son 10 los mandamientos de Dios; de estos 10 solo tres son para indicar la relación con Dios y siete para organizar la vida en comunidad. Jesús las resumió en dos: Amar a Dios y amar al prójimo como a sí mismo.
En los libros de la primera Alianza encontramos muchos elogios a los mandamientos de Dios como fuente de sabiduría y causa de gran alegría. Jesús era un hombre de mucha alegría y gran contento por cumplir en todo lo que su Padre le enseñaba. En el evangelio de hoy Jesús nos revela que la fuente de la perfecta alegría está en la obediencia a los mandamientos que emanan del Padre. “Estas cosas se las he dicho para que mi alegría esté en ustedes y para que su alegría sea perfecta.” (v.11)
El Papa Francisco nos invita en este mes de
mayo a meditar con el corazón de María y el rosario en la mano los misterios de
nuestra salvación. Hoy, jueves, toca meditar los misterios Luminosos: el
Bautismo de Jesús, el milagro en las bodas de Caná cambiando el agua en vino,
el anuncio del Reino y la invitación a la conversión, la Transfiguración de
Jesús y la institución de la Eucaristía. Pidamos hoy por las vocaciones a la
vida sacerdotal, religiosa y misionera.
El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo! Y la bendición
del Dios uno y trino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre
ustedes.
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