03 de abril 2020, viernes de la 5ta semana de Cuaresma.
Proclamamos el Evangelio según san Juan 10, 31 - 42.
Gloria a ti, Señor.
REFLEXIÓN
Querido oyentes, el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar por qué los adversarios de Jesús optan por la violencia agarrando piedras para ajusticiarlo. Cuando faltan los argumentos y evidencias para la propia posición, cuando por amor a la verdad se debería aceptar una opinión nueva, despierta no pocas veces la violencia. La persona humana está inclinada de defender su YO, sobre todo, cuando incluye un cambio de actitudes habituales, un salirse de sí mismo y de costumbres practicadas por mucho tiempo. Tanto los conflictos grandes de la historia como los pequeños de cada día tienen su raíz en que las personas conocen la verdad, pero no quieren reconocerla por miedo a las consecuencias y cambios que producen.
Querido oyentes, el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar por qué los adversarios de Jesús optan por la violencia agarrando piedras para ajusticiarlo. Cuando faltan los argumentos y evidencias para la propia posición, cuando por amor a la verdad se debería aceptar una opinión nueva, despierta no pocas veces la violencia. La persona humana está inclinada de defender su YO, sobre todo, cuando incluye un cambio de actitudes habituales, un salirse de sí mismo y de costumbres practicadas por mucho tiempo. Tanto los conflictos grandes de la historia como los pequeños de cada día tienen su raíz en que las personas conocen la verdad, pero no quieren reconocerla por miedo a las consecuencias y cambios que producen.
Un ejemplo: el aborto es una matanza cruel. ¿Usted ha visto alguna vez imágenes
de las partes destrozadas del bebé abortado? Se puede ver las manos y los pies
y no un conjunto de células. Hoy en día sabemos por la ciencia que la vida de ser humano comienza con la fusión del
esperma con el óvulo y además desde la fe creemos que en este mismo instante Dios mira con amor este nuevo ser humano y
le regala el alma inmortal. Esta verdad tiene consecuencias. Ignorar, cerrar los oídos, los ojos y
la mente lleva a la violencia inhumana hacia
los inocentes e indefensos.
Los pasajes del Evangelio de estos días de la
Cuaresma hablan justamente de esta situación. Jesús declara una y otra vez su
ser Dios, presentándose con el Santo nombre de Dios “YO SOY” en unión con su
Padre. Los judíos se dan cuenta claramente, han escuchado sus declaraciones,
han visto sus obras salvadoras y
sanadoras anunciadas por los profetas como signo y prueba del Mesías esperado,
sin embargo lo condenan como blasfemo. ¿Cuál era la razón? Les faltó el amor a la Palabra de Dios que les
trasmitieron Moisés y los profetas para creer por eso levantan piedras para
apedrearlo. Más fácil levantar una
piedra y lanzarla que arrancarse el “rumi
sonqo”, el corazón de piedra. Qué difícil es reconocer el AMOR MISERICORDIOSO
DE DIOS hacia los pecadores para
los oponentes de Jesús.
Qué difícil también para nosotros reconocer y vivir
ese AMOR MISERICORDIOSO hacia nuestros contrarios que nos hacen la vida
imposible. Se trata no solo de un acto
de compresión y entendimiento intelectual, sino también de una decisión con la buena voluntad, con el
corazón. Para eso se precisa de mucha humildad,
una de las razones porque los sumos sacerdotes y fariseos no aceptan los
argumentos de Jesús. En esta Cuaresma estamos llamados a examinar nuestras actitudes. ¿Tenemos suficiente paciencia y
caridad entre nosotros ahora que estamos todos todo el tiempo en casa juntos? Dios nos ayude a guardar el humor durante la
cuarentena.
El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!
Dios les bendiga, PADRE, HIJO y ESPÍRITU SANTO
Dios les bendiga, PADRE, HIJO y ESPÍRITU SANTO
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