sábado, 4 de abril de 2020

Mons. Adolfo Bittschi: CRISTO, exige la entrega total del ego

Salir de sí mismo, del pequeño mundo terreno-humano y crecer dentro del Reino de Dios.  

04 de abril 2020, sábado de la 5ta semana de Cuaresma 


Proclamamos el Evangelio según san Juan 11, 45 - 56. 
Gloria a ti, Señor.         



 REFLEXIÓN:
Queridos oyentes, volvemos hoy al capítulo 11 después de la resurrección de Lázaro. Con una frase corta dice: “Muchos judíos… al ver lo que había hecho Jesús creyeron en Él”. La reacción negativa que origina el milagro lo muestra el Evangelio con mucho detalle. Los sumos sacerdotes y los fariseos están desconcertados. “Si lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, entonces vendrán los romanos y nos destruirán el santuario y la nación.” No pueden negar los milagros, los conocen y reconocen los “muchos milagros” que realiza.
No sacan la consecuencia, porque no quieren creer. Lo que les interesa es la tierra y su pueblo terreno, mejor dicho su posición en esta nación, concretamente su poder. No les interesa la fe en Dios sino su propio yo, su egoísmo. Cristo sin embargo exige la entrega total del “ego”. Salir de sí mismo, del pequeño mundo terreno-humano y crecer dentro del Reino de Dios, reconocer y adorar el poder y la majestad de Dios. En una palabra: Cristo y sus adversarios viven en mundos extremamente contrarios.
Curioso la palabra de Caifás, el sumo sacerdote en este año, que dijo: “¿No ven que es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que muera toda la nación?” A primera vista se trata de una exigencia a sangre fría, sacrificar a uno, a Jesús, y no importa si es justo o injusto, culpable o inocente. Tiene miedo de que Jesús pudiera provocar un disturbio en la población y los romanos lo podrán aprovechar para quitar a los líderes religiosos el resto de poder y a la nación el resto de libertad.  
El trasfondo de esta palabra condenadora de Caifás es, como tantas veces en este Evangelio, es transcendental. Por eso San Juan lo explica que “no lo dijo por cuenta propia, sino que siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús moriría por la nación. Y no solo por la nación, sino para reunir en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.” Y de verdad era mucho mejor que muera este uno, Jesús, para que no solamente se reúna el pueblo de Israel, sino todo el Pueblo de Dios disperso por todo la tierra, y sea llevado a la salvación y la vida eterna.
El evangelista San Juan nos hace ver otra vez como un acontecimiento muy humano es guiado por Dios hacia una acción muy profundo de Dios. Así que esta decisión entre la vida y la muerte terminará con  la muerte de Jesús que es la causa de la vida en plenitud para muchos.
Terminando el capítulo nos avisa que “a partir de aquel día, resolvieron darle muerte.” “Por eso Jesús se retira con los discípulos a una región cerca al desierto. El Señor espera allá la Pascua judía y la “hora” de su entrega, en la que con el sacrificio de su vida en la Cruz y con la gloriosa Resurrección abrirá el camino a la Vida en plenitud.
El Evangelio es alegría. ¡Anúncialo!
Que tengamos la actitud del Señor que espera con PACIENCIA su “hora”. Para eso les bendiga Dios PADRE, HIJO, ESPÍRITU SANTO

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