viernes, 20 de marzo de 2020

Mons, Adolfo Bittschi:El Mandamiento más importante

El Mandamiento más importante
(Mc 12,28-34)



Viernes de la tercera semana de Cuaresma



Nuevamente se acerca a Jesús un maestro de la LEY  para hacerle una pregunta. Ésta vez parece sin examinar sobre lo correcto de su enseñanza o por ponerle trampa, sino por un verdadero interés. Como los expertos se discutían cuál de los 248 mandamientos sería el más importante, no era tan fácil la tarea.
Los sacerdotes insistían en los sacrificios. Muchos fariseos ponían la importancia en lo ritual y el culto, especialmente en guardar el sábado, que daba identidad al judaísmo después del Exilio en Babilonia cuándo ya no había el Templo.
Otros tomando en cuenta las enseñanzas de los profetas, decían que el resumen de los mandamientos es el amor al prójimo, citando la regla de oro en forma negativa del libro de Tobías 4,15: “no hagas a nadie lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Así que la pregunta del letrado era interesante.
Veamos la respuesta de Nuestro Señor Jesucristo. Primero cita una oración, la oración principal de los judíos, el “Shemá Israel”, “Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.” (Deuteronomio 6, 4ss.) Esta oración reza cada judío piadoso varias veces al día. Por eso y por su contenido lo podemos comparar con el Padre Nuestro. Aquí entonces la primera parte de la respuesta.
Luego el Señor une a este primer mandamiento, dirigido a Dios, la segunda parte con igual importancia, tomando también de la Torá del libro Levítico 19,18: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Esta unión de las dos normas de la Torá, el amor a Dios y el amor al prójimo, es un acto creativo y creador de Nuestro Señor Jesucristo.
Unos cien años después repetía el Rabí Akiba, el más grande de los rabinos, consciente o inconscientemente, la enseñanza de Jesús. Cuenta así: una vez se le acercó un romano piadoso al Rabí Akiba diciendo que le gusta la fe judía, pero los muchísimos mandamientos y prohibiciones me obstaculizan de abrazar esa tu fe. Pero si tú eres capaz de decirme en pocas palabras que es lo esencial de tu fe, entonces sí me hago judío. Nada más fácil contestó rabí Akiba. Te lo digo parado en un solo pie: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y toda tu fuerza, y a tu prójimo como a ti mismo”.

Tan sencillo es nuestra fe y tan fácil sí nos dejamos ayudar con el Espíritu Santo, el Amor de Dios en persona. Les invito practicarlo en estos días difíciles de preocupación por el Corona virus, rezando una Corona del Santo Rosario por los afectados.
El Evangelio es alegría. Anúncialo.
Mons. Adolfo Bittschi M. 

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