EL EVANGELIO ES ALEGRÍA, ANÚNCIALO.
La primera lectura de hoy, está tomada del libro de
Levita 19. Dice así: “ustedes serán santos por qué yo el Señor, su Dios soy
santo”. El concilio vaticano II que se celebró desde los 1962 al 65, había
retomado en su constitución sobre la iglesia, ésta palabra de Dios del antiguo
testamento y renueva la llamada para todos los bautizados a la santidad. Además
de la palabra de Dios en el Levítico, cita también a nuestro señor Jesucristo
en este mismo evangelio de Mateo: “sean perfectos como es perfecto su padre en
el cielo”. El apóstol San Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses 4, 3
dice: “Dios quieren su santificación”. El apóstol San Pedro, en su primera
carta 1, 15 al 16 “como ÉL que los llamó es santo, sean también ustedes santos
en toda su conducta, porque así está escrito. Sean santos porque yo soy santo. Hace
poco tiempo el Papa Francisco en su exhortación apostólica GAUDETE ET EXSULTATE
trae una palabra de un pensador francés, qué dice: “en la vida existe una sola
tristeza la de no ser santos”.
La primera lectura de Levítico, nos presenta el camino
a la santidad. “Quién escucha a Dios se pone en camino, no robará, no mentira,
no engañará a su prójimo. No jurará en falso para no profanar el santo nombre
de Dios. No explotará ni oprimir a su prójimo. No maldecirá, si no te amara y
respetará a Dios. Juzgará con justicia no dará testimonio falso contra la vida
del prójimo. No odiará, no guardará rencor ni se vengará” y culmina esta
exhortación con “amarás a tu prójimo como a ti mismo” y lo confirma 3 veces con
“yo soy el Señor”.
En el evangelio de Mateo, Jesús continua la
enseñanza de Dios del antiguo testamento, al plan del juicio final revelando,
las preguntas claves del examen: las obras de la misericordia, quienes la
practican en ésta vida de todo corazón, serán bienvenidos en la casa del padre,
porque vive cómo Dios vive, no pensando en sí mismo sino pensando en el otro,
especialmente en el que necesita ayuda.
Podemos estar felices con tantos hombres y mujeres de
nuestra iglesia, que han vivido el amor al prójimo con la ayuda del espíritu santo,
de manera extraordinaria, gastando todas sus fuerzas. Por ejemplo, Santa
Nazaria Ignacia, la primera santa de Bolivia.
Pidamos entonces, al Señor que nos de la fuerza
desde su amor con el espíritu santo para vivir la cuaresma de la manera
fructífera.
Que Dios les bendiga,
el padre, el hijo y espíritu santo .
Amén
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